miércoles, 22 de septiembre de 2010

tierra del fuego




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viernes, 26 de febrero de 2010

Bienvenid@s


HOLA, ESTE ES MI BLOG
A los 36 años tomé conciencia de mis raíces, de mi identidad; no fue fácil reconocerlo, pero mucho más duro resultó luchar para descubrir el real sentido en mi postura por fortalecer ese origen. -------- Mi interés fue desde el primer momento lograr instalar a mis ancestros y a cada clan o comunidad en el lugar de honor que les corresponde por derecho adquirido y cumpliendo un designio propio de este lugar de la Madre Tierra. Pero una vez convencida del camino que debía seguir comprendí que la práctica como vehículo de difusión de esa herencia era lo más importante que podía ofrecer dentro de lo cotidiano de nuestras vidas. El objetivo de este trabajo es entregar elementos de la cultura milenaria de Karukinka- tierra del fuego a través de los medios necesarios que hoy existen de tal forma de reforzar mi identidad y la de muchas personas que han perdido su relación armónica con el cosmos natural al que pertenecemos desde tiempos inmemoriales. Desde el momento inicial me encuentro abocada a la difusión cultural comenzando en la comunidad indígena Rafaela Ishton (CIRI) donde trabajé durante 7 años en distintas areas y actividades. He desarrollado talleres de cestería, difusión en medios de comunicación y escuelas, muestras en salones nacionales e internacionales. Como Selk'nam he participado de reuniones y actividades de pueblos y naciones originarias junto a otr@s dirigentes de Abya Yala- América. Mi trabajo es el resultado de un arduo y amplio trabajo de investigación, análisis y recopilación de información en libros, videos y narración oral de nuestra cultura incluyendo en ello a mi familia. Al igual que mis ancestros trabajo en cuero de guanaco (Yowen), plumas de aves (Sheltrr), caracoles, juncos, huesos, piedras, tierra, etc. ------------------------------------------------------------------------------------- ALGO MAS DE HISTORIA. En el año 1520 de la invasión europea a nuestra tierra, Hernando de Magallanes entra al estrecho que posteriormente llevará su nombre y encuentra la única ruta que une los 2 oceanos y el camino de Europa y Asia, pasando por América. En la travesía se observaron fuegos que se encendían a medida que ellos avanzaban. Esos fuegos eran del pueblo selk’nam (onas), habitantes de la isla a la que se denominó “Tierra de los Fuegos”. Sesenta años mas tarde el pueblo selk’nam vio gente extraña por primera vez. El encuentro entre Sarmiento de Gamboa y algunos de sus hombres, se dio en una bahía que estos llamaron “Gente Grande” debido a la sorpresa que les produjo encontrar gente tan alta (de l. 60 m. hasta l.80 m de estatura). En el año 1881 se firma el tratado limítrofe entre Chile y Argentina, tras la invasión de ambos estados al sur de Abya Yala en que Mapuches y otros pueblos de ambos lados de la cordillera se habían confederado para la defensa de los territorios. España había firmado tratados de respeto con los pueblos originarios del sur que los países chilenos y argentino tras la supuesta independencia ratificaron pero no respetaron.. La Isla Grande quedó dividida en dos. Los gobiernos de ambos países debían pagar deudas contraídas para la invasión (principalmente con Inglaterra) y otorgaron enormes extensiones de tierra a empresarios que se dedicarán por entero a la cría de ovejas. El conflicto se agudiza cuando los estancieros empezaron a ocupar las tierras y a matar guanacos, base fundamental de la alimentación de los pueblos del sur y de la sociedad Selk´nam, obligándolos, de esta manera, a sacar ovejas de las estancias. Los estancieros se empeñaron en “limpiar el terreno de todos los indios ladrones” lo que provocó un verdadero etno-genocidio. En el período que transcurre desde 1879 a 1905 los buscadores de oro empezaron a llegar a Sierra Boquerón, Isla Grande. En septiembre de 1886 llega el rumano Julián Popper desde Buenos Aires, con una tropa de hombres uniformados como soldados, para buscar oro en las orillas de la costa de la bahía San Sebastián. En estos años el enfrentamiento y la matanza de selk’nam se irán intensificando. (Fuentes: Ann Chapman y Libro Genocidio Ona-Autor Julius Popper,1898) Otro hecho significativo y paradigmático del encuentro con el hombre blanco europeo es el caso de Maître, un ballenero belga, que llevó a un grupo de Selk’nam, en una jaula a París, para mostrarlos como caníbales salvajes durante la celebración del centenario de la Revolución Francesa, en el año 1889. Las misiones salesianas que se abrieron en esos territorios también fueron causantes del exterminio. En ellas muchos selk´nam murieron debido al sufrimiento de ser prisioneros en su propia tierra milenaria, castigos y torturas, enfermedades contagiosas, especialmente de tuberculosis, asimilación forzada de una cultura anti naturaleza, asesinato de sus familias mediante los peores engaños, como reuniones supuestamente de paz en que se les brindaba alcohol y después se les asesinaba, etc. Veamos estos apuntes. BORRERO, José María. “La Patagonia Trágica”, Editorial Americana - Buenos Aires, 1957, pp. 40-42 . “Circula por el mundo entero, difundida y mantenida constantemente por los mismos beneficiados, una leyenda sobre los “primeros pobladores” de la Patagonia, que es absolutamente falsa, y que se hace preciso destruir para el restablecimiento de la verdad histórica. Esta leyenda nos presenta a los titulados “primeros pobladores” como varoniles y abnegados pioneers, del desierto, como bravos luchadores, que en pugna con la naturaleza hostil de la Patagonia la vencieron (…) Y no hay tal. (…) Eran simplemente audaces aventureros (…) que en pos del dinero y de la fortuna bien o mal adquirida caían en Punta Arenas unos llamados por otros y todos atraídos por la fácil impunidad, que el medio y el ambiente ofrecían para el libre desarrollo de sus instintos perversos y la plena satisfacción de su codicia insaciable. (…) los únicos, los verdaderos primeros pobladores de Santa Cruz y Tierra del Fuego fueron los indios onas y tehuelches a quienes ellos se encargaron de destruir y hacer desaparecer por medio de las balas, del veneno y del alcohol para quedar a sus anchas, dueños y señores, como hoy son, de las inmensas extensiones de tierra que explotan y que alcanzan a varios millones de hectáreas”. BORRERO, José María ”La Patagonia Trágica”, Editorial Americana _ Buenos Aires, 1957, pp.47-49 “Hombre de alma atravesada y de perversos instintos, resultaba “Chancho Colorado” el tipo ideal para fundar estancias en aquellas épocas, en que el primer trabajo a realizar -trabajo de “roturación”- era la destrucción y exterminio de los indios (…) Él fue quien organizó el trágico banquete de Cabo Domingo, cuyos horrorosos detalles erizan el cabello y espantan el ánimo del hombre mejor templado. No resultándole a “Chancho Colorado” bastante rápida ni productiva la caza de indios a ojeo (…) resolvió hacerla con reclamo y en bandadas. A este fin y valiéndose de varios y astutos emisarios, que suavemente se introducían en las “tolderías” de los indios, siempre mansos y confiados, les prometió cesar en la persecución sangrienta que tenía iniciada, ofreciéndoles una paz duradera en condiciones, al parecer ventajosas. (…) Aceptaron alborozados los onas esta proposición y para sellar el convenio organizó “Chancho Colorado” una fiesta pantagruélica (…) En la playa de Santo Domingo, situada en la parte oriental de Tierra del Fuego, astutamente escogida para los protervos fines que se perseguían, por estar dominada del lado de tierra por una cadena de cerros y montículos que la rodean, asáronse vaquillonas, novillos, ovejas y corderos en cantidad asombrosa. Abriéronse también innumerables cajones de whisky, ron, aguardiente y toda clase de licores fuertes y comenzó el fabuloso festín. Después de algunas horas de comer y beber sin tregua, encontráronse los cuatrocientos o quinientos indios, que entre hombres, mujeres y niños habían concurrido a la “fiesta”, ahítos, cansados, hartos y borrachos (…) (…) en ese mismo instante comenzó y con toda rapidez se verificó la espantosa carnicería tan diabólicamente concebida. Apostados Mac Klenan (a) “Chancho Colorado” y diez o doce de sus satélites en los cerros y montículos cercanos, a que antes me he referido, abrieron fuego continuo y graneado con sus armas de repetición sobre aquel montón de seres indefensos (…) Cuéntase, como dato espeluznante, que las pobres indias borrachas levantaban instintivamente sobre sus cabezas a los niños de pecho, implorando compasión con este trágico y conmovedor gesto; ni aun así la obtuvieron y la matanza continuó hasta que en la playa no quedaba sino un informe montón de cadáveres.” GRENDI ILHARREBORDE, Paola y VEGA DELGADO, Carlos. “Vejámenes inferidos a indígenas de Tierra del Fuego. Documentos”, Corporación Nacional Indígena de la XII Región – Punta Arenas, Chile-2002, pp. 193-195 El testimonio de Olka “Nuestra vida no era tranquila; continuamente llegaban hasta los bosques noticias espantosas que se referían a las matanzas que estaban ejecutando los blancos. Las distintas tribus que antes habitaban a orillas del mar, habían huido ante el avance exterminador del asesino y buscaban refugio a la sombra de los robles. Ya las mujeres no se adornaban y, presas del dolor más profundo, mostraban su pelo sin corte alguno y sus cuerpos desprovistos de los hermosos collares de tendones y conchas marinas. Las muñecas y los tobillos permanecían desnudos y el hermoso color rojo y blanco no pintaba sus robustos cuerpos. (…) Obligados a vivir en las selvas, los alimentos comenzaron a escasear; no podíamos contar con las ofrendas del mar, hasta cuyas rocas llegaban las mujeres a recoger el marisco y los hombres cazaban el lobo con la afilada punta del hueso del pesado arpón. Tan triste y monótona existencia, nos obligó a abandonar el bosque y hacer frente al enemigo. Nunca lo hiciéramos; aún recuerdo con pavor aquella carnicería espantosa. En el lindero de la selva y próximo al campamento de los blancos, celebramos una noche el consejo de guerra. Desde allí salimos con nuestros arcos extendidos y con las flechas en la aljaba. El grito de guerra se extendió por la pradera y repercutió en los montes. Más de cien flechas silbaron por los aires y más de mil onas se lanzaron a la contienda. El trueno espantoso del cañón, no trajo el pavor a nuestras filas; uno a uno caían los onas en ese avance hacia la muerte y las tribus se diezmaban como segadas por feroz guadaña (…) Aquello no fue lucha, continúa Olka, aquello fue un sacrificio horroroso y un desafío inútil a la pujanza y a la ambición de una horda sanguinaria. Parapetados los blancos detrás de sus trincheras, hacían vomitar la mortífera metralla de sus armas de fuego, causando el exterminio (…) Muchos onas cayeron aquel día (…) La vida fue haciéndose cada día más difícil; reducidos como estábamos al corazón de la selva, solo el guanaco, el zorro y las aves silvestres caían bajo la punta de la flecha (…) muy pronto, el nativo se vio obligado a salir del bosque para buscar la caza. Las sombras de la noche y muchas veces la claridad de la luna, fueron testigos de nuestras excursiones hasta los campos que nos habían usurpado (…) Fue entonces cuando conocimos la carne de guanaco blanco (oveja), ganado que comenzaba ya a poblar nuestras praderas. El guanaco blanco había sido traído por el extranjero (…) El invasor no solo nos sacrificó para usurparnos nuestro suelo, sino que se ensañó con los onas porque los llamó ladrones de sus haciendas. No fueron ya los montes un refugio seguro para el indefenso nativo, si el hombre blanco no pudo llegar hasta el corazón de la selva, su capacidad sanguinaria le hizo considerarnos como animales feroces contra los cuales debía arrojarse otro animal más feroz todavía. Un grito de horror conmovió a la floresta, cuando una jauría de perros colosales hizo irrupción en medio de los montes. Las fieras habían sido especialmente amaestradas para romper tendones y desgarrar entrañas. Centenares de nativos fueron despedazados por esa jauría de fieras y los inocentes niños morían junto al regazo de sus madres que, enloquecidas de dolor, desparramaban sobre el cuerpecito de la víctima, las mismas entrañas que con tanto amor les diera vida. (…) Siguiendo el rastro de las jaurías, muchas veces los blancos se internaron hasta los claros de los bosques; allí rodearon a los infelices nativos y los hicieron caer bajo sus manos. Las armas de fuego, primero y después los perros (…) Ríos de sangre se precipitaron de la montaña .” INDA S. Enrique, “El exterminio de los onas”, CEFOMAR Editora, Buenos Aires – 2008, pp. 118 – 119 “Terminada la organización nacional, pacificado el país, sometidos los indios, en nombre del progreso y el desarrollo civilizador, fueron convertidos en modernos esclavos para tender los rieles de los ferrocarriles, abrir caminos, construir puentes, muelles y atracaderos. O condenados a deslomarse de sol a sol con el hacha en los obrajes; cortando caña en los ingenios; sofocados en el infierno verde de los yerbales; extenuados en los hornos de ladrillos; desfallecientes de cansancio hombreando pesadas bolsas en los puertos; desangrando las manos en las canteras o alambrando miles de kilómetros de latifundios sobre la pampa desierta. Todo ello en condiciones de verdadera servidumbre, con salarios de hambre pagados con vales, y muchas veces, durmiendo al raso. A los criollos, negros, indios y mestizos les tocaron las tareas más duras, peligrosas y agotadoras. Campamentos de miles de hombres solos, dispersos, durante décadas, por todo el país, imposibilitados de formar una familia, socialmente marginados, sin ni siquiera poder tener una descendencia para salvar sus propios apellidos. Así se fueron extinguiendo como clase social descartable (…) “ (Recopilación: Ana Catalina Burbano, escritora ecuatoriana) Lola Kiepja, la primera informante de Anne Chapman y última chaman selk´nam, fue una voz que reflejó el drama de un mundo ya aniquilado. Lola muere el 9 de Octubre de 1966. Anne Chapman nació en Los Ángeles,USA, pero vive en París desde 1960 y desde 1964 realiza frecuentes viajes a Chile y Argentina. Comenzó sus estudios en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (Ciudad de México), es Doctora en Antropología por la Universidad de Columbia (Nueva York) y la Universidad de la Sorbona (París). Hacia fines de 1964 viajó a Tierra del Fuego, en la Patagonia, formando parte de la Misión Archeologique Française au Chili Austral bajo la dirección de la arqueóloga Annette Llaming-Emperaire. Se iniciaron así sus trabajos de campo con los últimos sobrevivientes selk´nam de Tierra del Fuego donde comenzó su relación con Lola Kiepja. Ha publicado numerosos artículos y libros entre los que se encuentran: Los Selk´nam. La vida de los Onas en Tierra del Fuego; Hain, ceremonia de iniciación selk ´nam; Los selk´nam, vida de los Onas. También ha dirigido dos películas documentales sobre la historia de los selk´nam y los yaganes, y ha editado una importante recopilación de sus cantos tradicionales. En 1923 el sacerdote y etnólogo alemán Martin Gusinde le ofreció 360 ovejas a los selk’nam, más conocidos con el yagán “onas”― para presenciar su ceremonia más importante: el Hain. Las imágenes que tomó (hombres desnudos sobre la nieve, con máscaras y precisas pinturas corporales, se convirtieron en objeto de estudio y admiración, un material etnográfico valiosísimo y único. En el ritual del Hain los jóvenes varones descubrían un secreto que jamás debían compartir ni con las mujeres ni con los niños: que los espíritus del inframundo eran en realidad hombres disfrazados con máscaras y pinturas. El Hain se vivía como fiesta y como misterio, permitía organizar el trabajo, las relaciones sociales, la división sexual, la vida cotidiana en general. El otro secreto, todavía más interesante, es que las mujeres sí sabían que eran hombres quienes se disfrazaban de espíritus. Pero callaban, se divertían. -Cuarenta y tres años más tarde del registro de Gusinde, el 9 de octubre de 1966, fallecía Lola Kiepja. “Ella era la única chamán viva por entonces ―anotó Chapman―. La más anciana de los pocos que sobrevivían, y la única que conocía el modo de vivir selk’nam por haberlo vivido personalmente”. Kiepja era la última persona que recordaba los cantos del Hain, y siete meses antes de morir los registró frente al magnetófono de Chapman. Lo que Gusinde hizo con las imágenes, Chapman lo hizo con los cantos. Todavía se la puede oír en esas grabaciones, en una lengua que ya pocos saben cómo hablar: El tiempo está sereno ahora. El viento me transporta. En mi mano tengo la flecha. Los que se fueron, voy tras sus huellas. Hablo a aquellos que partieron, los del infinito... Estaba recordando algo que ya no existía. Algo que no podía recuperarse “Estoy siguiendo las pisadas de los que murieron...”, canta Kiepja, y es una voz que ya no espera respuesta. Foto junto a Ann Chapman en la última oportunidad que visitó Tierra del fuego en 2009 en que además le hago entrega de mi libro CESTERÍA Y ORNAMENTACIÓN SELK'NAM- Herencia cultural. Este es un libro didáctico publicado en el año 2006 que tiene por objetivo la divulgación de una parte de nuestra cultura Selk'nam. ------------------------------------------------------------------------------- Esta es una pequeña parte de la historia de mi pueblo, la iremos desarrollando a través del tiempo para que no pasen desapercibidos episodios importantes de la historia que sobre este lugar de la madre tierra han ocurrido. Al mismo tiempo les compartiré mi trabajo que seguiré realizando.